domingo, 31 de agosto de 2008

Eternidad en muy Poco Tiempo



Cuando el río deja de revolotear, el mundo se pone mas caótico...
la siniestra brisa que alegra la mañana perturba la sabana... mientras que el lagarto, de mirada fija, cauteloso espía en su guarida.

Pasa el fétido parásito de alas trasparentosas, revolotea una y otra vez en sus ojos, pero el maligno no hace nada.

Se acerca entonces uno de aquellos que dicen se movilizan en dos perniles
y el lagarto cambia su actitud de una manera extravagante...
en un movimiento rápido y astuto y sin ser a propósito, perturba la calma de las moscas, se desliza rápidamente, cual cristo sobre el agua.

El humano sorprendido se da cuenta que su hilo a sido roto,
deseando inútilmente por ese trecho nunca haber pasado pero es tarde y los puntiagudos penetran suavemente...
su pierna ensangrentada siente un crujido,
el lagarto sacude su cola y al ritmo de un vals muy violento la extremidad es separada del cuerpo.

El terror inunda la cara del ahora paciente, piensa que es mejor así, en poco ya no habrá dolor que encaja a la vez al sufrimiento.

Mas la moral de aquel reptil es poco usual en estos momentos...
el fiero animal retrocede con su premio
y el infeliz maldice su suerte, que ahora lógicamente le juega una segunda mas del destino,
ya con la boca teñida de rojo se arrastra lentamente con sus brazos...
muchos ojos circulando en el cielo fantasean con su gajo
y el ya dos veces desdichado ve lo paulatino en las cosas.

Inundado de lodo comienza a escupir rojos, pensando irónicamente en lo poco elegante que luce su partida...
la noche en el cae cada vez mas rápido y las pulgadas que apenas logra avanzar se hacen ya no tan dolorosas.

Tendido solo e inerte en medio del pasto seco, siente separarse de su cuerpo...
todo acabo no muy pronto y los carroñeros agradecieron una vez mas al lagarto el festín de esa noche...
... que para el ya muerto fue nada mas que un día muy largo.


(pensando)

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